Los ingenieros están construyendo un mundo donde no serán necesarios los abogados. En lo personal, encuentro la abogacía como un ejercicio intelectual encomiable, pero sin ningún futuro en algunas áreas. Los abogados son el típico ejemplo de hombre de en medio o “man-in-the-middle” en el que dos partes que quieren realizar una transacción requieren de un tercero “de confianza” para poder hacerlo sin riesgos. Desde que Satoshi Nakamoto resolvió del problema de cómo realizar una transacción sin tercero “de confianza” la espada de Damocles pende sobre la cabeza de los abogados (y de los notarios).
En el documento “The expansion of Algorithmic Governance: From Code is Law to Law is Code”, los autores Samer Hasan y Primavera Di Filippi explican que cada vez lidiamos más con plataformas en países con poca o nula gobernabilidad (como México, esto es un adherido del autor del blog). En esta situación el software y los algoritmos regulan las interacciones. Los autores citan a Lessig, para quien “Code is law” es una forma de regulación en la que los actores incrustan sus valores (principios) en artefactos y restringen de manera efectiva, sus acciones.
Al traspasar las disposiciones legales o cláusulas a un “contrato inteligente” basado en la cadena de bloques o blockchain, estas reglas serán aplicadas según lo planeado, independientemente de la voluntad de las partes, por lo tanto tiene una garantía de ejecución. Ninguna de las partes puede modificar el código (o las cláusulas del contrato).
A diferencia de las reglas legales, que son flexibles y ambiguas, las reglas técnicas están muy formalizadas y no dejan espacio a la ambigüedad, eliminando la necesidad del arbitraje judicial. Las herramientas tecnológicas y las reglas técnicas como medio para regular el comportamiento de las personas trae aparejados beneficios como la automatización de la aplicación de la ley y hacer cumplir las reglas incluso para comportamientos a priori, es decir, antes de que sucedan en los hechos, pero por otra parte, puede alterar los principios básicos de la ley.
Otra de las diferencias que destacan los autores Samer Hasan y Primavera Di Filippi, es que con las reglas tradicionales los jueces deben aplicarlas al caso concreto, caso por caso, y en las reglas basadas en código; están basadas en un lenguaje rígido en el que no hay flexibilidad ni la ambigüedad del lenguaje natural. Las plataformas no son neutrales y en ellas se ven reflejadas las preferencias políticas de los ingenieros que las programan, por lo que podrían apoyar a ciertas estructuras políticas, promover ciertos comportamientos o facilitar ciertas acciones o comportamientos sobre otros, con todas las implicaciones sociales que ello conlleva. Este documento va a dar mucho de qué hablar en las siguientes entradas al blog.
Referencias:
- Hasan, S., Di Filippi, P. (2017) The expansion of Algorithmic Governance: From Code is Law to Law is Code. Consultado el 20 de marzo de 2021. Recuperado de: https://journals.openedition.org/factsreports/4518