El genio y la intolerancia

En la obra Ludwig Wittgenstein de Ray Monk, se describe a Wittgenstein como un genio que revolucionó la filosofía no una, sino dos veces.  Por lo menos así se refería Bertrand Russell, sobre él. Lo que llama la atención es que a pesar de haber sido, según esto, un genio, tenía una característica que lo hace chocante: era intolerante.

«Wittgenstein no era una persona que debatiera sus convicciones más fundamentales. El diálogo con él era sólo posible si uno compartía esas convicciones»
Monk, Ray(1997) Ludwing Wittgenstein, Barcelona: Anagrama. 

En la obra, el autor se refiere al momento en que conoció a un estudiante que resultó ser monje. Wittgestein le había tomado aprecio al estudiante, pero al enterarse de que era monje, dice el autor: «lo atacó con una furia intensa». El mismo Russell decía que no respondería de sus facultades morales.

En otra parte cita el diario de Pinsent que describe otro encuentro con el estudiante que era monje y Wittgestein lo trató de convencer de leer un libro sobre una ciencia exacta. Al no lograr su cometido se encargó de hacerle saber lo que pensaba de él. Para Wittgenstein era una forma de mostrarle el pensamiento honesto y al mismo tiempo, demostrar la deshonestidad de su forma de pensar. Pinset dice que Farmer, el monje, se lo tomó muy bien, pero quedó convencido de que Wittgestein era un lunático.