La tiranía de las máquinas

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El fin de semana quise bucear en Los Cabos y la señorita que me atendió me informó que no podría hacerlo, que tendría que pagar una suma adicional por el curso “refresher” porque en cuanto metieran el número de licencia al sistema les iba a botar que no había buceado en más de un año.

Los alumnos en la plataforma Teams piensan que pueden eludir los controles, pero una aplicación llamada Insights detectó que un alumno solo entraba durante los primeros 30 minutos en una clase de una hora y media. Como consecuencia, las asistencias se convirtieron en faltas.

Quienes realizan ventas en línea o e-commerce saben que las plataformas presionan a los proveedores para que entreguen en tiempo y forma, contesten las preguntas o sean calificados por los usuarios. Las personas que atienden estas peticiones deben trabajar al ritmo que las máquinas marcan ya que la mayoría de los mensajes son automáticos.

Cuando se automatiza una línea de producción, todas las fases son manuales y conforme se van automatizando las etapas, se va desplazando a los humanos, pero existen momentos en que los humanos deben trabajar al mismo ritmo que las máquinas.

Los reaccionarios alaban el uso de los animales en la producción o proponen vivir de una producción raquítica frente a la enorme demanda de bienes y servicios del mercado. La respuesta no parece ser volver al pasado ni revivir la idea de “lo pequeño es hermoso”. Estamos condenados al control de las máquinas.

En el pasado se dibujaba un futuro utópico en el que las máquinas iban a realizar el trabajo y el hombre se entregaría al ocio. Nunca se nos ocurrió que las máquinas controlarían nuestro ocio, asistencia a clases o trabajo. Se pensaba que las máquinas trabajarían para nosotros y no nosotros para ellas. Pero en la medida en que el sistema se automatiza, se convierte en una gigantesca máquina en la que los humanos no somos más que bugs o fallas del sistema.

En las grandes corporaciones el proceso de contratación y despido se ha automatizado. Se han dado casos chuscos de errores del sistema por el que se despide a un trabajador y éste debe ingeniárselas para concluir el proyecto para el que fue contratado. En la medida en que el sistema se vuelve más eficiente, se reducen las posibilidades de engañar al sistema.

El algoritmo de Facebook muestra los mensajes que agradan y oculta los mensaje que causan disgusto, de alguna manera regula con quien me relaciono y a quien evito. Los algoritmos de las aplicaciones del amor son mejores para encontrar pareja que los humanos mismos. El extremo es un nuevo estilo de vida en el que se abandona la decisión a las máquinas y de forma aleatoria la máquina determina el lugar donde va a vivir, los lugares a los que va a comer y de cierta manera con quien va a relacionarse con el supuesto propósito de vivir una vida más plena.