Estado de silencio

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El documental Estado de Silencio, dirigido por Santiago Maza y producido por Diego Luna y Gael García Bernal, comienza con una historia sobre el estado de Morelos, lo que de inmediato captó mi atención debido a mi familiaridad con el caso. El filme aborda la situación de los periodistas en México, quienes enfrentan graves riesgos al ejercer su profesión en zonas de alta violencia, y examina la respuesta gubernamental ante esta realidad. Se expone cómo la precarización del periodismo y las amenazas constantes generan un ambiente hostil, mientras que el mecanismo de protección para periodistas y defensores de derechos humanos resulta ser una medida insuficiente. Este mecanismo, más que brindar seguridad, se limita a extraer a las personas de su entorno sin resolver la raíz del problema. El título del documental alude a las “zonas de silencio” que surgen cuando un periodista es asesinado, y sus colegas optan por callar para evitar el mismo destino.

En redes sociales, los productores del documental han sido criticados por su apoyo inicial a Andrés Manuel López Obrador, y su posterior silencio frente a las fallas de su gobierno. Algunos ven en el documental un mea culpa, pues no dejan de señalar que la militarización implementada por el presidente Felipe Calderón fue una estrategia de contención social, al tiempo que critican que López Obrador los traicionó tras su llegada a la presidencia, especialmente en relación con el Proyecto Integral Morelos. En una escena, la periodista Reyna Haydee le recuerda al presidente que había pasado un año desde el homicidio de Samir Flores, y lejos de mostrar empatía, López Obrador aprovechó la ocasión para acusar a sus críticos de oportunismo.

Durante el gobierno de Graco Ramírez en Morelos, se intentó tomar medidas controvertidas, como marcar a los motociclistas con el número de placas en cascos y chalecos, lo cual fue comparado con las prácticas nazis de marcar a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Como resultado de una protesta en contra de esta medida, terminé en el Palacio de Gobierno, donde fui amenazado por el coordinador de asesores del gobernador. Las amenazas también llegaron a este blog, con mensajes que provenían curiosamente de la misma oficina, y pese a las pruebas documentadas de las actividades de un grupo de “hackers” contratados por el gobierno, mi caso fue desestimado por el Mecanismo de Protección a Periodistas.

La oposición al gobierno de Graco Ramírez nos unió a los críticos del Proyecto Integral Morelos y la planta termoeléctrica. La lucha fue por el agua, ya que el gobierno había manipulado las cifras del caudal del río Cuautla para minimizar el impacto ambiental de la termoeléctrica. Lo que se menciona en el documental acerca del robo del agua es absolutamente cierto: los campesinos no permitieron que les arrebataran su recurso.