
De die in diem
Calasso afirma que Helena dictó a Homero su historia para que la cantara. ¿Cómo no creerle a Calasso? Cuando Helena cuenta sobre su rapto, Homero escribe sobre el rapto por París y no sobre rapto por Teseo del que Helena hablaba.
Como bien dice Calasso, la guerra de Troya se peleó por un simulacro. ¿Por qué? Pues Helena no estaba en Troya, peleaban por una mujer ausente, un simulacro. Calasso cita a Horacio para justificar que “ya antes de Helena el coño fue causa tremenda de guerra”.
En el blog de Antonio Martín Ortíz encontré un fragmento de la heroída XVII escirta por Publius Ouidius Naso. Las heroídas eran cartas de heroínas a sus amantes o amados.
“[Si me estuviese permitido no haber leído, Paris, lo que he leído, conservaría como antes mi condición de honrada.] Ahora, después de haber violado tu carta a mis ojos, la gloria de no contestar me parece insignificante. Has osado, extranjero, profanando la sacrosanta hospitalidad, poner a prueba la legítima fidelidad de una esposa. ¿Sin duda para esto a ti, arrastrado por mares expuestos a todos los vientos, te acogió en su puerto el litoral Tenario [Esparta], y, aunque vinieras de un pueblo remoto, nuestro palacio no te cerró las puertas, para que la injuria fuese la respuesta a tamaño servicio? El que así entrabas, ¿eras huésped o enemigo?
Después de haber visto la película que mencioné en el post anterior, no puedo dejar de pensar que la belleza que seduce hacia la muerte se llama Helena. A través de la belleza se comunicaban los mortales y los inmortales en el Olimpo. Para el autor de Las bodas de Cadmo y Harmonía por el aprecio a la belleza los Olímpicos perdonan a sus mujeres, aún cuando los vencen. Los mortales no saben perdonar a las mujeres bellas. El Calasso mortal describe a Helena como adúltera, exhibicionista, traicionera y carehente de virtud, pero el Calasso inmortal la reivindica cuando dice que:
En palabras de Alfonso Reyes, Helena siempre ha dicho: “Si en algo me complazco yo es que todos los hombres me hagan su esclava”. El autor deja en claro cuál es su opinión de Helena al escribir:
Pero Aquiles piensa que no es necesario conversar con Elena: basta contemplarla. Tiene razón. Y, sin quererlo, por el hábito de la duda metódica, tan desarrollado en los seres de doble esencia, se pregunta si, después de todo, Elena será tan hermosa como dice la fama. Medita, compara y resuelve: —Es, en verdad, muy linda. Pero ese cuello blanco, tan largo…Bien se ve que es hija del Cisne. Elena, aunque acostumbrada a estos chismorreos vulgares que corren entre las comadres a propósito de su paternidad y su nacimiento, protesta con una patadita ligera. (¡La infiel tiene unos pies de diosa!) Y, ya irritada, insiste con un tonillo impertinente: —~Aquiles! ¡Aquiles! ¡Centauros te habían de educar, que no en la corte del rey de Francia! Por los pies de plata de tu madre, ¿no me harás caso? Escucha: ¡Oh, cuán puros éramos ayer! ¿Qué me respondes?"
Hoy ví la película RocknRolla y un diálogo llamó tanto mi atención que lo transcribí. En la escena está Johny tocando el piano en un bar, tratándole de explicarle a su amigo Pete.
JOHNY: You see that pack of Virginia killing sticks on the end of the piano? PETE: Yes. JOHNY: All you need to know about life is retained within those four walls. You will notice that one of your personalities is seduced by the illusions of grandeur. A gold packet of king size with a regal insignia. An attractive implication toward glamour and wealth. A subtle suggestion that cigarettes are indeed your royal and loyal friends. And that, Pete, is a lie. JOHNY: Your other personality is trying to draw your attention to the flip side of the discussion. Written in boring, bold, black and white, is the statement…that these neat little soldiers of death, are, in fact, trying to kill you. And that, Pete, is the truth. JOHNY: Oh, beauty is a begulling call to death and I’m addicted to the sweet pitch of its siren. JOHNY: That that starts sweet ends bitter. And that which starts bitter ends sweet. JOHNY: That is why you and I love the drugs…and that is also why I cannot give that painting back.
Mi profesor; el doctor Juan de DIos González Ibarra, no es simpatizante del positivismo jurídico, y cuando se debate el punto recurre al argumento reductio ad hitlerum para descalificar al positivismo. El argumento reductio ad hitlerum es una falacia del tipo “el positivismo jurídico sostuvo al régimen nazi, entonces el positivismo debe ser malo”. Aunque Alonso Ruiz Miguel en El positivismo jurídico a examen afirma que Garzón Valdés y otros demostraron que los positivistas no fueron los primeros en apoyar estos regímenes.
La señora Wallace, Eduardo Gallo y Alejandro Martí se enfrentaron a la parálisis del gobierno por la razón de que a todos ellos les habían secuestrado y asesinado a un hijo o hija.
Por lo triste que es perder una hija a manos de la delincuencia, uno tiene que buscar y encontrarle un sentido a lo que no tenía razón y qué mejor sentido que tratar de luchar para que este tipo de eventos no ocurran en otra familia, no haya otras familias desgarradas por el dolor de una hija secuestrada y asesinada."
Dentro de mi ignorancia pensaba que la idea de vivir peligrosamente era de Miguel de Unamuno, pero resultó ser de Nietzsche. Henri Lefebvre explicaba un comentario de Nietzsche que fue mal interpretado. Cuando Nietzsche decía que todo era preferible al torpe, a la bestezuela de rebaño bonachona y bobalicona, incluso el criminal y el guerrero, de forma errónea se pensó que Nietzsche los colocaba por encima en la jerarquía.
En la jerarquía elaborada por Nietzsche están quienes se guían por el impulso comparativo. Esta es una idea de Shopenhauer y tiene por carácter: “el amor de lo lejano, el deseo de lo que no se posee, la inquietud, la busca de la separación”. La insatisfacción que produce el deseo no cumplido aguijonea la conciencia y el tormento es más profundo que cualquier otra enfermedad. Para superarlo es necesario covertirse en un ser “libre sin miedo, cerniéndose por encima de las costumbres, de las leyes, y de las convenciones” De ahí se puede partir a estadíos más altos.
En los años ochenta del siglo pasado se contaba un chiste para reirse de la triste realidad. Se organiza un concurso para conocer a la mejor policía investigadora del mundo. El reto era perseguir y capturar un conejo. La Scotland Yard captura al conejo en una hora. El FBI utiliza la mejor tecnología y atrapa al conejo en media hora. La policia judicial mexicana detiene “algo” en 10 minutos y lo interroga por horas. Entonces la policía mexicana presenta un elefante con evidentes muestras de tortura -moretones, tehuacanazos y quemaduras por toques eléctricos y por cigarro-. Cuando los jueces se cuestionan sobre la efectividad del resultado, el elefante asegura: ¡les juro que soy un conejo!
Zaratustra habla a través de Nietzsche:
La filosofía, el pensar, no es algo útil que deba ser comunicado a todos, no es nada “necesario”, sino algo raro, para pocos."
Zaratustra no es filósofo.
Para ello Zaratustra es poeta, un seductor y un redentor de lo mejor del hombre; ya no un filósofo sino un poeta multicolor que atrae, que eleva, que pesca. Un poeta de palabra creadora de horizontes, que enseña sus deseos y pensamientos."